Si ustedes fueran del mundo, la gente del mundo los amaría como ama a los suyos. Pero yo los escogí a ustedes entre los que son del mundo, y por eso el mundo los odia, porque ya no son del mundo.
Juan 15,19
Y bueno: si somos de los que fuimos escogidos, que ya no son del mundo, ya no debemos formar parte de las cosas que dañan, que lastiman, que perjudican o hacen mal a nuestro prójimo. Al contrario, debemos ser parte de los que hacen todo lo posible para que haya más justicia, más dignidad, más igualdad, más pan.
Alejarnos del mundo, separándonos también de las cosas que dañan: chismes, vicios, peleas, brujería… porque nos apartan de la presencia del que nos eligió.